En este libro el autor nos orienta cómo podría construirse una metafísica de las costumbres que en otras palabras sería, una serie de planteamientos en donde el conocimiento práctico establece la moral de las acciones.
Para el autor no obra de una manera correcta quien actúa por conveniencia, dejando que las circunstancias contingentes intervengan en su obrar, por el contrario un buen obrar seria en cuanto se actúa de acuerdo a los principios racionales a priori.
La obra está estructurada en un prólogo y tres capítulos. En el prólogo el autor establece las diferencias entre los tipos de conocimiento (empírico y a priori) para llevarnos al argumento en que el a priori debe regir nuestras conductas.
En el capítulo I el punto central es “la buena voluntad” en la que el obrar está en conformidad con la razón, distanciandose de una motivación particular; entonces la voluntad es buena cuando nuestro obrar está determinado hacia el obrar conforme al deber moral.
Seguido en el capítulo II el cual es el punto de interés en este texto llegamos al tema clave de la obra: Los imperativos.
Primero revisamos el significado: Un imperativo es un mandato, una orden. Todos los imperativos se expresan por un «debes…». este es el punto de partida para una fundamentación de la moral.
“La representación de un principio objetivo, en tanto que resulta apremiante para una voluntad, se llama un mandato (de la razón), y la fórmula del mismo se denomina imperativo.” Pág. 112
Kant distingue dos tipos de imperativos: imperativo hipotético y el categórico.
Los imperativos hipotéticos son mandatos condicionales en cuanto su cumplimiento es en condición de una finalidad, entonces nos exige hacer en condición de la finalidad, en otras palabras esto tiene la forma: «Si quieres Y, entonces debes hacer X». Un ejemplo: «Si deseas tener dinero, debes trabajar». Solo estoy obligado a realizar X si realmente deseo Y.
Estos mandatos dependen de los fines que nos propongamos ya sean materiales o inmateriales y no son leyes de la voluntad. Lo que el autor trata de establecer es una base moral demostrando que existen imperativos que sean de cumplimiento incondicional sin buscar ningún objetivo específico, sino en base de que somos seres humanos racionales.
Por otro lado el imperativo categórico es un mandato cuya acción es por sí misma objetiva y necesaria, obliga de una manera absoluta, por puro deber y sin ninguna condición. Esto es pues una ley de carácter universal, es la ley en la que Kant quiere fundamentar la ética en la que la ley moral se da desde la misma voluntad.
La fórmula general del imperativo categórico es: «Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal». O «Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio»
En conclusión los imperativos establecen un actuar de acuerdo a aplicaciones universales siempre como un fin y no solo como un medio partiendo desde la voluntad de acuerdo a la razón.
Ya en el capítulo III se tratará el concepto de “libertad” el cual conecta la voluntad y la moralidad en tanto que la “voluntad libre” es la base de “la buena voluntad”
Referencias
Diccionario filosófico, www.e-torredebabel.com/
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