En muchas ocasiones algunos osados autores deciden dar un salto en el que arriesgan la reputación como escritores, si ellos mismos lo tiene en cuenta o no, queda al lector dar un juicio en el que este mismo pueda determinar como se ha revelado este código del autor en su propia humanidad, en algunas ocasiones el lector puede llegar a somatizarse con tan solo unas lineas en las que el autor expresa unas palabras que retornan en el lector como sensaciones o sentimientos.
En el caso de la novela de Oscar Collazos “Morir con papa” la mas fuerte sensación que se podría sentir seria la de frustración, esto por su su final tan esperado, no solo por el desarrollo que presupone la novela, si no porque nuestro mismo entorno cultural nos a determinado cosas como el dicho popular “el que a hierro mata a hierro muere” por esto, seria mas interesante que la novela tuviera un final de una manera mas creativa, tal ves como si el protagonista es exiliado del país porque se descubrió que era el asesino personal del presidente de la república, o termina siendo traficante de armas láser para los grupos insurgentes, pero en fin; como dice Hector Abad “La literatura colombiana se engolosinó con los matones”.
Pero es allí donde se presentan las incógnitas del porque la sociedad colombiana gusta de este tipo de entretenciones, pareciera que el lenguaje en el que se presentan a nosotros estos temas están dichos en un lenguaje común de reconocimiento entre entre sujetos de una misma cultura, o de rechazo, pero de apropiación por que esto es lo que representa nuestro ser cercano.
El ser reconocido en la sociedad como un ente colectivo y por lo tanto cultural, dependiente de las inter relaciones con el hombre mismo para reconocer la cultura de la que proviene y a la que se adhiere por la necesidad de ser un ser social y contextualizarse como tal, no solo desde lo cultural, si no que desde todas las convergencias que esto implica, lo social, lo político, lo económico, que le permite identificarse como el ente perteneciente a una comunidad en especifico
“el sujeto puede haber asimilado e interiorizado en mayor o menor grado su cultura pero no puede ejercer sobre ella, a nivel individual ningún tipo de acción”.
De igual manera este desarrollo como ser social es el que le permite adaptarse no solo al lenguaje como sistema de comunicación bien sea oral, escrito o gestual, si no que le permite identificarse como un ser cultural a partir del uso de la lengua como el sistema de códigos en el que se desarrolla, el habla como la apropiación completas y particulares de este sistema de signos y el lenguaje como la capacidad o facultad de hacer uso de los sistemas y de las apropiaciones, que es lo que le permitiría reconocerse como un sujeto de la cultura y desde la cultura. De esta manera resulta pertinente no solamente reconocer al hombre como un sujeto cultural, si no plasmar que su desarrollo no es solo la apropiación de un yo individual, sino que le resulta necesario apropiarse de los “yoces”; es decir la relación entre un yo y los otros, una colectividad, es pues de esta manera que se buscaría interactuar socialmente para desarrollar el lenguaje, y que para este caso es pertinente retomar el escrito, la interacción de un yo con el aquello o los aquellos que nos propone una novela en este caso, la identificación de las voz del autor y la de los mismo personajes, relacionar sus contextos y escatima su procedencia de la realidad o de la irrealidad para percibir la relación que se contrae de manera positiva o negativa o sin importancia alguna con el mismo texto.
En el caso de “Morir con papá”. Esta novela hace un intento por mostrar la vida tras el sicariato, las relaciones afectivas, y el reconocimiento de las voces es primordial para contextualizar las intencionalidades de cada uno de ellos o la necesidad de hacerlos presentes, de hay pues que resulte primordial el uso del lenguaje sea asertivo pues como se menciono anteriormente es lo que permite que Hombre se reconozca “el lenguaje es como el hombre se constituye como sujeto”, y es por eso que el autor hace un intento de mostrar los estados del ser sicario, en el que se da un reflejo de la vida de una familia mancillada por la corrupción y por los riesgos de los individuos, de los protagonistas y de los contextos sociales en los que se desarrolla; sin embargo el desarrollo de la obra se presenta en una sociedad activa guiada por la corrupción Colombia, más precisamente la ciudad de Medellín, centro de desarrollo de la vida de sicariato, pues es así pues que la obra intenta demostrar la sociedad de sicarios, es necesario reconocer que el lenguaje en el que se maneja la obra hay instantes en los que se pierde la voz de los personajes para ser tomada por el autor.
“…-antes había sembrados y ganado por estas tierra. – escucha el anciano- ahora ya no hay si no bestias de montar…”
Aunque la convergencia y la subordinación que se hace en este caso no permite la fluidez el mismo texto, de igual manera la recurrencia a lenguajes que se creen escatiman la procedencia de los individuos es tachada por cambios abruptos que se manifiestan, este mal uso del lenguaje, y de las personas impide que el texto fluya correctamente, como en el ejemplo en el que se muestra anteriormente no hay concordancia entre genero y número, lo que hace que se dificulte la lectura el uso de palabras extranjeras y la necesidad de enmarcarlas como términos que enaltecen la obra o que por lo menos le darán una mayor estética de algo que dispersa al lector e impide que se relacione con el texto, de igual manera el intentar mostrar una postura de un lenguaje más sofisticado en los personajes sicarios que matan por un pago y que no provienen de las familias más letradas y que su educación no ha sido lo acéquiale hace que se pierda la identificación de ellos mismo y por tanto el intento de una novela sicarial.