Hablar de miedo es hablar sobre muchas cosas, pero las categorías que por lo general se vienen a la cabeza serian control y libertad. Muchas veces se ha hablado sobre estos temas, hasta en el cine, pero si lo ponemos en nuestro contexto actual, podríamos pensar que estas categorías están tomando su sentido destructor.
Si echamos una mirada hacia el pasado, nos daremos cuenta que los principios con los que se fundaron estas categorías es un sentido organizador, en la medida que mientras hay un orden y un método, se equilibran las condiciones en las cuales se relacionan los seres que conviven en un contexto determinado, porque mientras existe este orden, la convivencia se torna mas en un ambiente en el que se tiene un grado de libertad, pero también hay un control sobre lo que se comparte con los demás.
Este sentido organizador y equitativo de las categorías, hasta el punto donde no se toma como una absoluta y única forma de pensamiento estaría bien, pero cuando traspasa el limite hacia el totalitarismo organizador, entonces los que tienen el control y saben cual es su potencial empiezan a usar tácticas para seguir con un orden el cual creen que es el correcto.
En nuestra historia reciente hemos visto como las ideas totalitaristas es perjudicial para unos y beneficia a otros, en cuanto a que el orden que se cree que es el benéfico para todos no es realmente un orden de el cual todos los individuos puedan participar, ya sea por que su linea de pensamiento es diferente o simplemente porque este orden no los alcanza a cobijar ya que están muy por debajo de lo que el gran organizador pretende que sea establecido.
En los Estados Unidos, en la administración Bush vimos como la idea de guerra quería imponerse sobre todas las ideas incluso sobre las de las cuales no estaban de acuerdo con ella, pero que estos también pensaban que era importante organizar, y esto llevo a individuos y varios sectores de orden social, los cuales también carecen de una urgente atención, como lo es el sector salud la educación entre otros a una crisis que en cierto sentido los destruyo, por ejemplo, hay personas que no les interesa la guerra en ningún sentido, pero están carecidas de un tratamiento medico y esto el estado lo ve como de segundo orden, solo porque los dirigentes creen que las ideas mas importantes son de mayor prioridad, por lo cual aplican la única atención que el estado pueda prestar a estas, lo demás, dejárselo a los agentes externos que quieran pensar y administrar esos temas, en algunos casos sin ningún control y en algunos casos haciendo dando mas perjuicios que beneficios.
En el caso de Colombia vimos una situación similar, en cuanto a que las prioridades estatales estaban encaminadas de una manera en la que el terrorismo era el problema primario por solucionar, olvidando problemas importantes de igual manera como en el otro caso, la salud y la educación.
En los dos casos veíamos como la forma de mantener un orden que se creía debía permanecer porque parecía ser el correcto, era montar una maquinaria que produjera un miedo hacia otro, esto demostró como la función destructora del control transforma los elementos de libertad en armas para segar a los seres que lo único que quieren tener es un orden para lograr una aceptable convivencia.
Miedo Liquido
Una cosa interesante que nos encontramos en el texto de “Miedo liquido” de Zygmunt Bauman, es la relación que se presenta entre las ideas y la finitud, esto entendiéndolo en el sentido que cada idea tiene un determinado tiempo en la que es útil y aplicable, y en cuanto se crea que la idea trasciende el tiempo, los totalitaristas buscaran la forma de que esta permanezca para tener control y dar una libertad que en realidad solo tiene fundamento en el miedo.